En mayo Netflix estrenó su serie documental Los hijos de Sam, producción que se centra en un caso que sacudió a los Estados Unidos en la década de los 70.
En 1976 dos mujeres jóvenes fueron asesinadas cuando estaban en el interior de su auto en Nueva York, un hombre les disparó cinco veces desde la calle. A los pocos meses, la historia se volvió a repetir más de una vez en distintas locaciones pero con el mismo modus operandi: todos los disparos fueron ejecutados con un calibre 44. Por esto, al asesino serial se le denominó el «Asesino del calibre 44»; aunque posteriormente —a través de una carta enviada a la prensa— se hizo llamar a sí mismo el «Hijo de Sam».

En agosto de 1977 David Berkowitz fue detenido por la policía y confesó ser el asesino de Donna Lauria; Christine Freund; Virginia Voskerichian; Valentina Suriani; Alexander Esaú y Stacy Moskowitz. Sin embargo, a una persona no le cuadró del todo esta confesión.
El caso del «Hijo de Sam» se convirtió en una obsesión de por vida para el periodista Maury Terry, quien se convenció de que los asesinatos estaban vinculados a un culto satánico.
Cuando el interés por cerrar un caso es mayor que hallar la verdad
Los hijos de Sam da cuenta de que muchas veces la policía deja pasar algunas pruebas cuando se tiene detenido a un homicida confeso; pero esto también ciega a quienes siguen un crimen tan mediático. Un factor entendible cuando existe un enojo colectivo. Esta serie documental expone a Maury Terry como la persona que logró ver esos pequeños detalles de forma coherente y te convence de que algo no calzó.
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Al ver el segundo episodio, todo va tomando forma a través de un relato intrigante y engatusante; pues Los hijos de Sam sitúa al espectador/a en la investigación de Terry. De principio a fin es una producción adictiva e interesante.

Aunque también se reconoce cómo este caso obsesionó al periodista, que fue escalonando cada vez más en sus conjeturas. De a poco el profesional despreocupó su salud mental ante esta investigación periodística.
Esta producción cuenta con cuatro episodios que definitivamente te envuelven por su narrativa y por la atmósfera que construye para un caso que ya está cerrado; pero que en realidad pareciera no estarlo. Un crimen serial que además ha sido recogido más de una vez en el mundo cinematográfico y que marcó la retina de los/as estadounidenses como un escabroso suceso.