El recién pasado mes de diciembre nos dejó grandes estrenos, incluidas varias películas que forman parte de lo mejor que dejó el 2020. En esta review te hablaremos de La madre del blues, adaptación de la obra de teatro homónima de August Wilson, dirigida por George C. Wolfe (Nunca me dejes sola) y protagonizada por Viola Davis (Viudas) y Chadwick Boseman (5 sangres), en la que fue su última actuación antes de su prematuro fallecimiento.
La cinta narra la historia de un grupo de músicos que se reúne en un estudio a grabar junto a Ma Rainey, conocida como “La madre del blues”. Así vamos viviendo la espera de la banda por la llegada de la cantante, los problemas propios de la grabación, además de las fricciones entre los músicos, principalmente con Levee, un ambicioso trompetista que busca sobresalir del resto y saltar a la fama. A partir de esta sencilla premisa se van develando diversos problemas que construyen el fondo de una narración conmovedora.

Tristemente atemporal
La madre del blues si bien narra la historia de estos músicos que se encuentran en el estudio para grabar, va más allá. Finalmente esto es una excusa para plasmar en pantalla un relato cuya atemporalidad resulta devastadora. La cinta nos ofrece un vistazo impecable de la segregación y el sufrimiento de las personas afrodescendientes en dicho contexto histórico. Esto es algo que fácilmente se puede extrapolar al contexto actual tras un año en el que emergieron con fuerza movimientos sociales contra el racismo.
Por otra parte, el guion nos provee de un drama potente, marcado principalmente en dos monólogos que realiza Levee, el personaje de Chadwick Boseman. No obstante, también nos ofrece cierta comedia, con diálogos ingeniosos y el carisma de este grupo de músicos. En general, es una cinta que tiene un muy buen ritmo y se deja ver. Tal vez su único problema, es que por momentos la dirección es un poco estática y descansa demasiado en sus actores.

Viola Davis y Chadwick Boseman
Si nos adentramos en las actuaciones, es inevitable no centrarnos en estas dos grandes figuras que emergen con unas interpretaciones sencillamente brillantes. Por una parte, una Viola Davis casi irreconocible, nos entrega a una mujer fuerte y consciente del lugar que le corresponde. En Ma Rainey vemos a una persona dura, que sabe lo difícil que es ser respetada como mujer afrodescendiente y que constantemente debe imponerse. El divismo que proyecta está completamente justificado por el contexto y Davis logra dar con todo lo que ofrece su personaje.
Por otro lado, Chadwick Boseman realiza una actuación que por momentos logra erizar los pelos. Levee es un tipo que a pesar de su carisma, debe lidiar con los fantasmas de su pasado y la necesidad de probar a su entorno lo que vale. Boseman navega con maestría por todas las capas de este trompetista, dejando una última actuación excelente, que seguro será recordada por años. Si te estás preguntando si ambos intérpretes tienen grandes posibilidades en la carrera por el Óscar y otros galardones, la respuesta es un rotundo sí.

Por último, queda destacar el apartado técnico del filme, el cual es bastante bueno. Sobresalen maquillaje y peinado, los que junto con el diseño de vestuario, tienen altas probabilidades de engrosar la lista de nominaciones que recibirá la cinta en la próxima temporada de premios.
En fin, no queda más que recomendar esta excelente película que, indudablemente, forma parte del listado de las mejores producciones del año y que puedes encontrar en Netflix.