La Santa de Lo Imposible, primer largometraje de Marc Wilkins, es un drama cómico basado en la novela del galardonado escritor holandés Arnon Grünberg. Tuvo su estreno mundial en el 44º Festival Internacional de Cine de São Paulo, siguiendo con la tendencia de realizar este tipo de eventos en versión online.
La película nos habla de una familia de inmigrantes peruanos que residen ilegalmente en Nueva York. Magaly Solier (La teta asustada, Lina de Lima), galardonada actriz peruana, representa aquí la dificultad que vive el inmigrante, resaltando la figura de una madre luchadora y cariñosa.

Paul y Tito (Adriano Durand y Marcelo Durand) son dos hermanos adolescentes que trabajan en delivery y acuden a clases de inglés mientras sueñan con la llegada de una mujer a sus vidas. Después de rezarle a Santa Rita, la patrona de lo imposible, petición que al parecer fue escuchada con la llegada de Kristin (Tara Thaller), una mujer croata atractiva que abre las puertas para compartir tiempo juntos, enamorando al par y haciendo que sus días giren en torno a ella.
Por otro lado, la madre de estos, Raffaella (Magaly Solier), quien trabaja como camarera en un local recibiendo constantemente la atención de hombres, conoce a Ewald (Simon Käser), un exitoso escritor que le ofrece la promesa de dejar de lado su agotador trabajo para alcanzar un sueño mayor, el de un negocio propio. Sin embargo, los sueños de los tres se verán interrumpidos con la llegada de la policía neoyorquina, que obligará a la familia a separarse y emprender nuevos rumbos.
Un retrato de inmigración
Con un tratamiento cercano al género policial y de acción, la película comienza con una madre angustiada en busca de pistas para poder encontrar a sus hijos y hallando solamente la fotografía de una mujer. Sin embargo, no se extenderá mucho más en la idea de búsqueda o seguimiento de hechos criminales, queda corta en el desarrollo del conflicto mismo, saltando rápidamente a sus consecuencias. Resulta así una película dinámica y divertida, pero que, por sobre todo, resalta en el lograr exponer un retrato de inmigración, mostrando personajes reales con deseos de salir adelante y las situaciones a las que deben enfrentarse en el panorama foráneo.
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La conflictiva búsqueda del amor
Kristen, la mujer que Tito y Paul habían estado esperando, con ciertos rasgos de femme fatale, parece ser un pilar fundamental en la desaparición de los chicos. No obstante, al igual que para los demás, a ella le ha tocado un mundo difícil, del que su belleza pareciera no ayudarle más que para conseguir dinero y el seguimiento de hombres que la usan. Es una inmigrante más, que torpemente creyó en el amor, y que busca la forma de sostener su vida con el don de su belleza.
Lo mismo pasa en cierta medida para Rafaella, quien, con su encanto natural, se vuelve comúnmente un atractivo para los hombres, hecho que ella usa a su favor y para poder sacar a flote a su familia. Los hermanos, en cambio, muestran el lado más amable de la película, siendo adolescentes sin grandes aspiraciones y en pleno despertar sexual, donde sus deseos se transforman en rezos para que llegue a ellos el amor, o el sexo, hasta que logran finalmente encontrarlo y, embobados, actuando siempre como si fueran una misma persona, van tras él, pagando el precio que sea necesario.

“El amor te hace hacer cosas estúpidas” dice Raffaella, quien, como una madre fuerte y esforzada, vivirá la desaparición de sus hijos, enfrentándose a la imposibilidad de buscar ayuda en las instituciones policiales que desde un inicio le dieron la espalda.