El 2014 el estreno de Kingsman: el servicio secreto fue una de las grandes sorpresas. Una cinta de espías cargada de violencia exagerada, humor y una excelente dinámica entre sus personajes. Su secuela, sin embargo, quedó al debe en muchas de las cualidades de su antecesora. Esta vez Matthew Vaughn, director de las dos películas, sitúa la saga muchos años antes, presentando nuevos personajes y una nueva trama para salvar el mundo. En esta entrega: ¿logra retomar lo disfrutable y atractivo de la franquicia o queda al debe? Te invitamos a descubrirlo en nuestra review de King’s Man: el origen.

Un viaje al pasado de Kingsman y su propia versión de la historia
El filme nos cuenta los orígenes de la agencia de espionaje en el contexto de la primera guerra mundial; presentándonos a Orlando Oxford (Ralph Fiennes), un aristócrata que, tras una tragedia personal, dirige su pequeña red de espionaje contra una organización maligna detrás del conflicto armado, al mismo tiempo que intenta impedir que su hijo Conrad (Harris Dickinson) preste servicio en el frente para defender a su país.
Es preciso señalar que el universo de Kingsman, como lo dejaron claro sus antecesoras, muestra una realidad fantástica plagada de humor negro. En esta oportunidad, pese a que la película toma muchos eventos históricos de dicha guerra (como el asesinato del archiduque Francisco Fernando o la Revolución rusa), no se guarda nada de lo que ha caracterizado a la saga.
Bordeando lo satírico, el director toma elementos del conocido conflicto para reflejar de algún modo lo extraño de algunos episodios y lo ridículas que pueden resultar a veces las guerras, así como también los mismos líderes mundiales. El tono que se pone sobre la mesa, exagerado y burlesco, no siempre cuaja del todo, pero cuando lo hace la cinta logra ser un disfrute.

Te puede interesar: Mira la lista de ganadores y ganadoras de los Globos de Oro 2022
La película evita caer en una trama sin sentido. Como algo digno de admirar, el director saca adelante una arriesgada mezcla de aventura, acción y hechos históricos; consiguiendo que funcione en gran parte de la cinta.
Junto con lo anterior, se mantiene el espíritu de las entregas anteriores, haciendo que los héroes de la historia desplieguen caballerosidad, estilo y violencia. Y aunque la dinámica entre los personajes pudo ser mejor aprovechada, Ralph Fiennes sostiene el relato con una sólida y versatil actuación.
Acción realizada con talento
Pese a que King’s Man: el origen se toma su tiempo para entrar de lleno a lo que va, y a ratos la trama se torna poco ágil, la acción es algo que no defrauda.
Matthew Vaughn da muestra de su talento y filma secuencias en las que se nota su vasta experiencia en películas de acción; desde escenas que involucran un elaborado y alucinante enfrentamiento de espadas hasta tensos y asombrosos combates en las trincheras. Con ello, se percibe que el director disfruta y se preocupa de dar un buen espectáculo.

Aunque no logra tener la frescura de la primera entrega, Vaughn evita repetir fórmulas y da una precuela que funciona, con una identidad propia y, lo más importante, que se vale por sí misma.